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  • johannacsp

Sin retos, no hay gloria

Uno de los objetivos primordiales de toda empresa es obtener la mayor rentabilidad posible al menor costo. Uno de los costos ineludibles que debe afrontar una empresa es el relacionado a los impuestos. En la mayoría de los países del mundo, las compañías tienen el deber de pagar impuestos por sus rentas, así como por la titularidad de sus bienes y las operaciones con sus relacionadas (accionistas, suplidores, clientes, entre otros). La presión tributaria en los países desarrollados es alta y en los países en desarrollo, ha ido en aumento.


En consecuencia, resulta de especial interés para las empresas procurar el uso óptimo de las vías legales disponibles para reducir lícitamente al mínimo el impacto fiscal generado por sus operaciones. Este ahorro se logra a través de una planificación fiscal y la elección de una estructura de negocios óptima desde el momento en que se concibe la idea de inversión o la adquisición de un negocio.


Debe resaltarse además que el ahorro impositivo y obtención de mayores beneficios, aunque es un factor importante, no son los únicos objetivos de los accionistas de una empresa, ni necesariamente consisten en los elementos determinantes para la elección de una estructura de negocios óptima. Limitarse a estos elementos como punto de partida para adoptar determinada estructura de negocio puede resultar restrictivo y no adaptarse a todos los escenarios. La estructura elegida, no debe ser inconsistente o ir en detrimento, por ejemplo, de los objetivos estratégicos, a corto y largo plazo, de los accionistas y de la naturaleza del negocio de que se trata.


La práctica de constitución de vehículos societarios para desarrollar negocios sin antes seguir un método de análisis riguroso para entender cuál es la estructura óptima, debe ser cosa del pasado. Para decidir cómo operar un negocio o realizar determinada transacción o tomar una decisión de negocios, se hace precisa la adopción de una ruta crítica que se rija por estrategia, rigor y análisis con profundidad enfocado en las necesidades y objetivos particulares de los negocios. Al obviar este ejercicio, se corre el riesgo de no aprovechar la diversidad de oportunidades y herramientas de optimización disponibles en el ordenamiento jurídico para alcanzar un mayor rendimiento y alcanzar los objetivos comerciales y financieros del sujeto de planificación.


Las empresas muchas veces no llegan a aprovecharse ni sacar ventaja de las diversas estrategias disponibles, lo que muchas veces conlleva al expendio de recursos económicos considerables que bien pueden ser empleados en inversiones para el crecimiento del negocio.


Determinar cuál es la estructura más eficiente para la operación de un negocio en particular resulta un reto tanto para los empresarios como para sus consultores legales, fiscales y financieros, tomando en consideración:


  1. La diversidad de factores y variables que inciden en la decisión de una estructura de negocios, incluyendo los objetivos específicos de los accionistas y del sujeto de planificación;

  2. Los distintos escenarios posibles de negocios, caracterizado por una vasta cantidad de industrias, así como la diversidad y complejidad de formas empresariales;

  3. La existencia de múltiples mecanismos y herramientas disponibles para planificación empresarial y su dispersión en diferentes instrumentos legales, enfoques, disciplinas y áreas del saber;

  4. Los cambios constantes a los que se encuentra sujeto la normativa fiscal y societaria, a nivel local e internacional, producto de reformas, tratados y normas complementarias;

  5. La escasez de doctrina, tratados y estudios a profundidad y ausencia de propuestas de un conjunto de reglas o métodos propuestos para llegar a la solución más viable;

  6. La internacionalización de las operaciones de negocios producto de la era digital y el uso de las nuevas tecnologías de información en todas las industrias; lo que hace que los consultores deban conocer lo mejor de todas las jurisdicciones; y

  7. El micro y macro entorno de las empresas.


Estos factores colocan a los consultores de negocios en un camino espinoso a la hora de asegurar a sus clientes con certeza cuál es la mejor solución de todas las existentes y poder demostrarlo.


La planificación fiscal se ha convertido en un punto focal de atención para los estrategas de negocio. Así, resulta de vital interés para los asesores legales, fiscales y financieros la especialización y el manejo de las técnicas y herramientas legales y tecnológicas necesarias para proveer a sus clientes empresariales soluciones de estructuras fiscalmente óptimas que le permitan maximizar el uso de los recursos disponibles para el pago de impuestos.


Por otro lado, las constantes reformas tributarias colocan a la gerencia de las empresas en la necesidad de entender las nuevas disposiciones y establecer estrategias para mitigar su impacto de manera que puedan cumplir con el mandato de los accionistas de reducir costos y mejorar la rentabilidad en los resultados de la empresa. Además, la dinamización de los mercados, la sofisticación de industrias y mercados, la cultura de innovación y emprendedurismo arraigada, uso de las nuevas tecnologías, el crecimiento de la economía local, y la expansión de los negocios a nivel internacional es otro factor que determinan la importancia de la planificación. La demanda de diseño de soluciones a la medida y la necesidad de actualizar dichas soluciones de tiempo en tiempo, irá cada vez más en ascenso. Todas las empresas del mundo tienen vocación a revisar su estructura de negocio para diagnosticar eficiencia y acceder a mayores aprovechamientos de cara a los cambios recientes y las nuevas herramientas.


A propósito de los retos mencionados anteriormente, debo precisar el componente de la situación de la economía mundial. Conforme la actualización de perspectivas de la economía mundial compartido por el Fondo Monetario Internacional al 30 enero de 2023, se proyecta que el crecimiento mundial registre un descenso estimado de 3,4% en 2022, a 2,9% en 2023, para luego repuntar a 3,1% en 2024 y subida de las tasas de interés de los bancos centrales para combatir la inflación y la guerra de Rusia en Ucrania, lo que continúa lastrando la actividad económica. La buena noticia es que toda crisis llega a su final y que gran parte de la resiliencia de las economías consistirá en la inteligencia de aquellos agentes económicos que, no obstante todo pronóstico, se aventurarán a tomar riesgos calculados para aprovechar las oportunidades, a partir de decisiones de negocios óptimas y seguras.


Finalmente, es importante conocer las condiciones que debe reunir una estructura para que sea fiscalmente óptima y segura, de manera que se esté en capacidad de entender cuál es el objetivo específico que se busca lograr al momento de realizar una planificación y elegir una estructura de inversión o adquisición. La estructura elegida ha de cumplir con ciertas condiciones de eficiencia y es importante definirlas para saber identificar entre las estructuras disponibles, cuál es la que más se acerca a dicho objetivo de eficiencia.


En mis próximas entradas estaré abordando sobre estas estos elementos.


A propósito de esta búsqueda insaciable de soluciones óptimas para hacer negocios, les dejo esta frase de reflexión que me gustó: “Piensa constantemente cómo podrías hacer mejor las cosas.” —Elon Musk, físico, emprendedor e inventor.




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